dimecres, 28 d’agost del 2013

Descubriendo el I Ching

El I Ching resuena por primera vez en mi vida hace  17 años, cuando en una clase de Psicología de la personalidad en la Universidad de Lleida, la profesora explicita  de manera tangencial que es el I Ching.
Años más tarde, en el 2003, de repente y de manera sincrónica descubro el I Ching (versión de Wilhelm) en una librería, evidentemente  compro el libro y comienzo a aprehender su utilización, familiarizándome poco a poco con él.
Vuelvo a la librería para preguntar  a la librera, si conoce alguien que también lo utilice, pues el metaforismo poético de la versión original oriental, es diferente a la occidental. Me dice que no pero me sugiere, otra versión del I Ching de Karol Anthony (inglesa) para poder entenderlo con más profundidad.
En esa  época y por circunstancias  personales, sociales, profesionales y familiares, mi vida se desestructura de repente sin causa aparente.
El I Ching desde entonces se convierte en mi nuevo sistema operativo, la vida borra toda mi estructura interna e instala el I Ching, de tal manera que comienzo con 33 años a vivir, de alguna manera nuevamente, pero viendo desde el I Ching, interactuando, trabajando y relacionándome desde los principios del I Ching, sintiendo desde el I Ching, transformándome de manera profunda hacia una nueva visión consciente y sin marcha atrás.

dimecres, 7 d’agost del 2013

Sincronicidad

Es algo casi inevitable que los que se acercan por primera vez al I Ching se planteen: ¿Cómo es que a este Libro se le hacen preguntas y responde?

Como oráculo, "El Libro de las Mutaciones" no debería generar ningún asombro, ya que contestar interrogantes es la función de los oráculos. Pero sucede que se trata de un libro particular en un mundo de libros, lo que lo hace funcionalmente distinto de todos los demás, y esa es la rareza que a su vez lo diferencia de los otros oráculos conocidos.

Estamos acostumbrados a que los libros nos hablen de muchas cosas, pero no que interactuemos con ellos como si fueran una conciencia inteligente. Por eso, para la gente prejuiciosa respecto de lo esotérico, el I Ching resulta menos traumático, porque se presenta de una manera muy convencional: como un libro, el cual goza, además, de buena prensa.
Retornando al tema que lo hace curioso -el de responder preguntas específicas-, Carl Jung llegó a explicar el fenómeno unas décadas atrás. Si bien él fue un admirador del I Ching, a quello que logró observar vale para muchas situaciones de la vida y, en suma, para todos los oráculos sin excepción.

Jung desarrolló la idea de las coincidencias significativas, aquesllas cosas que suceden simultáneamente con un significado igual o similar. A estas "casualidades" -que tampoco son casualidades, ya que en el mundo físico no tienen conexión-, Jung las llamó fenómenos sincronísticos, hechos que en la vida diaria ocurren permanentemente. Cuando pensamos en alguien y a la vuelta de la esquina nos topamos con esa persona, eso es sincronicidad, por dar un ejemplo simple. Cuando la sincronicidad se manifiesta nos da siempre una coincidencia con algo que nos está pasando en ese momento, y nos parece casualidad. Veamos  otro ejemplo: que dos personas desconocidas se encuentren espontáneamente y ambas estudien la lengua copta, aparte de ser científicamente posible pero improbable, es también sincronicidad. Las coincidencias significativas en tiempo y espacio, no tienen relación causal ya que no son dos cosas diferentes sino una misma que se manifiesta en el plano físico; por eso, en casos así, lo improbable solo es un factor contemplado por el razonamiento lógico. No es improbable que los dos estudiosos del copto alguna vez se encuentren, pues nunca estuvieron separados, a lo sumo estaban de espaldas y momentáneamente no se veían.

Al interesarse por los sistemas oraculares, Jung observó que la sincronicidad no se daba únicamente de manera espontánea, sino también se podían crear situaciones de manifestación sincronística; de lo contrario un oráculo, como el I Ching, no podría dar respuestas a preguntas específicas. Cuando esto sucede es porque pregunta y respuesta coinciden significativamente en tiempo y espacio. En realidad, pregunta y respuesta no son tales: son una misma cosa disociada en el plano de la mente.

En tal sentido, la construcción del hexagrama nos abre la puerta a la sincronicidad. El texto del I Ching es un código simbólico que sirve de herramienta para comprender nuestro aquí y ahora en función de lo que nos pasa. Pero puntualmente el Yi, cambio o versatilidad, es la posibilidad concreta u oportunidad que la sincronicidad nos brinda para que modifiquemos aspectos y cuestiones en nosotros mismos, poniéndonos así en consonancia con el Tao.


Andrés Rocco, G. (2003). I Ching. El alma del oráculo del cambio. Argentina: Kier.

dilluns, 29 de juliol del 2013

El I Ching, más que un libro

Me he dado cuenta, de lo difícil que es explicar el I Ching. A pesar de haber sido el libro clásico más relevante de la cultura chinga, desde sus comienzos hace más de 5.000 años, sin embargo nunca ha sido un libro. Tras haber dicho esto, ¿cómo se puede llegar a entender que continúa siendo mucho más que un libro?. Otras personas que lo han consultado con regularidad, al igual que yo, se han dado cuenta de que es además un maestro, un modo de mirar las cosas; más que sugerir métodos estructurados de relacionarse con el cambio, nos muestra cómo mantenernos sin estructuras y adaptables de la mejor manera posible. Y también están, por supuesto  los que lo ven como una fuente de disciplina particular: feng shui, acupuntura, una teoría de arte, una teoría de la estrategia en la guerra, t'ai Chi, taoísmo y confucionismo  y están los que han visto en su sistema binario matemático un espejo tanto de la estructura del código genético como de la teoría del caos. De hecho, ¿cómo se puede explicar un libro como éste?

Mi enfoque, se centra en la capacidad del I Ching para actuar como maestro espiritual y en explicar cómo funciona.
Existe pues, una filosofía implícita dentro de los hexagramas y de las líneas del I Ching que se repite una y otra vez. Esta filosofía, fascinante pos sí misma, no se parece nada al análisis estructurado de la filosofía occidental, en la que todas las funciones del Cosmos se explican de una manera ordenad; es una filosofía que ayuda a las personas a relacionarse de manera consciente con los sucesos que desencadenan el cambio; ayuda además, a armonizar su actitud y su punto de vista con las leyes del Cosmos. También explica que estar en armonía con las leyes del Cosmos es lo mismo que estar en armonía con nuestra propia naturaleza original.

Extraido del libro de: K. Anthony (1998). Filosofía del I Ching. La liebre de marzo, Barcelona.

1. Ch'ien / Lo Creativo

 

en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:

El signo se compone de seis trazos no partidos. Los trazos no partidos corresponden a la protoenergia o energía primaria, luminosa, fuerte, espiritual, activa. El signo es total y uniformemente fuerte en su naturaleza. Puesto que no lo afecta ninguna debilidad, es, en si mismo, de acuerdo con su cualidad intrínseca, la fuerza, la energía. Su imagen es el cielo. La fuerza, la energía, se representa como entidad no condicionada por determinadas circunstancias espaciales. Se la concibe por lo tanto como movimiento. Debe considerarse como fundamento de este movimiento el tiempo. Así, pues, el signo involucra también el poder del tiempo y el poder de la perseveración en el tiempo, de la duración.
En la exégesis del signo ha de tenerse en cuenta, constantemente, una doble interpretación. La macrocósmica y la que corresponde a la acción en el mundo humano. Con respecto al acontecer universal, se expresa en el signo la fuerte acción creativa de la divinidad. Aplicando el signo al mundo humano; denota la acción creadora del santo y del sabio, el gobernante y conductor de hombres, que merced a su fuerza despierta y desarrolla en estos últimos se esencia mas elevada.

EL DICTAMEN

Lo Creativo obra elevado logro, 
propiciando por la perseverancia. 

De acuerdo con su sentido primitivo, los atributos aparecen agrupados por pares. Para el que obtiene este oráculo, ello significa que el logro será otorgado desde las profundidades primordiales del acontecer universal, y que todo dependerá de que solo mediante la perseverancia en lo recto busque su propia dicha y la de los demás.
Ya antiguamente fueron objeto de meditación estas cuatro cualidades intrínsecas en razón de sus significados específicas. La palabra china que se reproduce por el “elevado”, significa “cabeza, origen, grande”. Por eso en la explicación de Kung Tse se lee: “Grande en verdad es la fuerza original de lo Creativo, todos los seres le deben su comienzo. Y todo el cielo esta compenetrado de esta fuerza.” Esta primera cualidad traspasa, por otra parte, a las otras tres.
El comienzo de todas las cosas reside todavía, por así decirlo, en el mas allá, en forma de ideas que aun deben llegar a realizarse. Pero en lo creativo reside también la fuerza destinada a dar forma a estas imágenes primarias de las ideas. Es lo que queda señalado con la palabra “logro”, “éxito”. Este proceso se ve representado por medio de una imagen de la naturaleza.
“Pasan las nubes y actúa la lluvia y todos los seres individuales penetran como una corriente en las formas que les son propias.”
Transferidas al terreno humano, estas cualidades muestran al grande hombre en camino hacia el gran éxito: “Al contemplar con plena claridad las causas y los efectos, el consuma en tiempo justo las seis etapas y asciende en tiempo justo por estos seis peldaños como sobre seis dragones, elevándose al cielo.” Los seis peldaños son las seis posiciones individuales del signo, que mas adelante se representan bajo la imagen del dragón. Como camino hacia el logro aparece aquí el reconocimiento y la realización del sentido del universo que, en cuanto ley perenne, y a través de fines y comienzos, origina todos los fenómenos condicionados por el tiempo.
De este modo toda etapa alcanzada se convierte a la vez en preparatoria para la siguiente, y así el tiempo ya no constituye un obstáculo, sino el medio para la realización de lo posible. Luego de haberse expresado el acto de la creación a través de las dos cualidades “elevado” y “logro”, se nos señala la obra de conversación, como un desenvolvimiento que se va elaborando en continua realización, como ligado a las dos expresiones “propiciando”, esto es literalmente “creando lo que corresponde a la esencia”, y “perseverante”, que equivale literalmente a “recto y firme”. “El curso de lo creativo modifica y forma a los seres hasta que cada uno alcanza la correcta naturaleza que le esta destinada, y luego los mantiene en concordancia con el gran equilibrio.
Así es como se muestra propiciante por medio de la perseverancia.” Trasladando lo dicho al terreno humano, podemos comprender como el gran hombre, mediante su actividad ordenadora, trae al mundo paz y seguridad: “Al elevar la cabeza sobre la multitud se seres, todas las comarcas juntas entran en calma.” Otra explicación va mas lejos aun con la separación de las voces “elevado, logro, estimulante, perseverante” y las parangona con las cuatro virtudes cardinales humanas: a la “elevación” que, como principio fundamental, se le coordina el amor; a la cualidad “logro” se le coordinan las costumbres morales que ordenan las expresiones del amor, las organizan y las llevan así al éxito; a la cualidad” estimulante”, “propicio”, se le adjudica la justicia, creadora de circunstancias en las que cada cual obtiene aquello que corresponde a su naturaleza, aquello que le pertenece y hace su dicha; a la cualidad “perseverancia” se le coordina la sabiduría, que reconoce las leyes firmes vigentes en todo lo que acontece, y es por ello capaz de crear estados duraderos. Estas especulaciones sugeridas ya en el tratado Wen Yen que figura en la segunda parte del Libro de las Mutaciones, formaron mas tarde el puente sobre el cual la filosofía de las cinco etapas de mutación (elementos) – que arraiga en el Libro de los Documentos o Crónicas- se combino con la filosofía del Libro de las Mutaciones, que descansa puramente en la dualidad polar de principios positivos y negativos, hecho que luego, con el transcurso del tiempo, abriría las puertas a una simbología numerología cada vez mas amplia.

LA IMAGEN 

Pleno de fuerza es el movimiento del Cielo. 
Así el noble se hace fuerte e infatigable. 

La duplicación del signo Ch´ien, cuya imagen es el cielo, indica, puesto que existe un solo cielo, el movimiento del cielo. Un movimiento circular completo del cielo es un día. La duplicación del signo implica que a cada día sigue otro día, lo cual engendra la representación del tiempo y, simultáneamente, infatigable, la representación de la duración, plena de fuerza, en el tiempo y más allá del tiempo, de un movimiento que jamás se detiene ni se paraliza, así como los días se siguen unos a otros a perpetuidad. Esta duración en el tiempo da la imagen de la fuerza tal como le es propicia a lo Creativos. El sabio extrae de ello el modelo según el cual deberá evolucionar hacia una acción duradera. Ha de hacerse íntegramente fuerte, eliminando a conciencia todo o degradante, todo lo vulgar. Así adquiere la infatigabilidad que se basa en ciclos completos de actividad.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Dragón cubierto. No actúes.
El dragón tiene en China un significado muy distinto del que le corresponde en la concepción occidental. El dragón es el símbolo de la energía móvil-eléctrica, fuerte e incitante, que se manifiesta en la tormenta. En el invierno esta energía se retira al interior de la tierra; con los comienzos del verano reinicia su acción y aparece en el cielo como rayo y trueno. En consecuencia, también sobre la tierra se movilizan entonces de nuevo las fuerzas creadoras.
Aquí esta fuerza creadora aparece cubierta todavía; estando bajo la superficie de la tierra, todavía no actúa. Trasferido a circunstancias humanas, esto significa que un hombre importante aun no obtiene reconocimiento. No obstante, permanece fiel a si mismo. No permite que influyan sobre los éxitos y fracasos exteriores.
Antes bien, fuerte y despreocupado, espera que llegue su hora. Por lo tanto, alguien a quien le toca en suerte este trazo ha de aguardar con la tranquila y fuerte paciencia. Sin duda su tiempo se cumplirá y llegara su día. No debe temerse que una fuerte voluntad pueda no llegar a imponerse. Pero es necesario no gastar la energía antes de tiempo en un intento de forzar la obtención de algo cuya hora todavía no ha llegado.

Nueve en el segundo puesto significa:
Dragón que aparece sobre el campo.
Es propicio ver al gran hombre.
Aquí comienzan a mostrarse los efectos lo de la fuerza luminosa. Aplicado a circunstancias humanas, esto significa que el gran hombre aparece en el campo de su actividad; todavía no ocupa ninguna posición gobernante, todavía se halla entre sus iguales, pero lo que lo distingue ante los demás es su seriedad, su absoluta responsabilidad y el influjo que sin esfuerzo conciente alguno ejerce sobre quienes lo rodean. Un hombre tal esta predestinado a llegar a tener gran influencia y a conducir el mundo hacia el orden. Pero eso es propicio verlo.

Nueve en el tercer puesto significa:
El noble es creativamente activo todo el día.
Aún por la noche lo embarga la preocupación interior.
Peligro. Ninguna tacha.
Al hombre importante se le abre el círculo de acción. Comienza a difundirse su fama. Las multitudes se vuelcan a el. Su fuerza interior se halla a la altura de la incrementada actividad exterior. Hay muchísimo que hacer y aun hacia la noche, cuando ya otros descansan, se acumulan los planes y las preocupaciones. En este momento del transito desde lo bajo hacia las alturas aparece el peligro. Ya mas de un hombre grande encontró su perdición en el hecho de que las masas se volcaran a el y lo arrastraran hacia sus propias vicisitudes. En tales casos la ambición corrompe la pureza interior. Pero las tentaciones no hacen mella a una verdadera grandeza. Si uno permanece alerta, en apatía con los gérmenes del tiempo nuevo y sensible frente a sus requerimientos, tendrá la suficiente cautela como para cuidarse de desviaciones y así quedara sin tacha, sin defecto.

Nueve en el cuarto puesto significa:
Vacilante elevación sobre el precipicio. Ninguna tacha.
Aquí se ha alcanzado ese punto de la transición sonde puede entrar en acción la libertad. Una doble posibilidad se abre ante el hombre importante: o bien elevarse de un salto y tener decisiva significación en la vida en gran escala, o bien retirarse y cultivar su personalidad en silencio: el camino del héroe o el camino justo. Todo el que se encuentre en semejante situación ha de decidirlo libremente de acuerdo con las leyes mas intimas de su naturaleza. Si obra con entera veracidad y consecuencia, encontrara el camino que le corresponde y este será para el la vía justa e intachable.

Nueve en el quinto puesto significa:
Dragón que vuela en el cielo.
Es propicio ver al gran hombre.
Aquí el gran hombre ha arribado a la esfera de los seres celestiales. Su influjo se extiende, visible a lo lejos, sobre el mundo entero.
Todo el que lo contemple puede considerarse bienaventurado. Kung Tse dice al respecto: “Aquello que armoniza en el tono, vibra de consuno. Aquello que corresponde en el fuero mas intimo a afinidades electivas, se busca recíprocamente. El agua fluye hacia lo húmedo, el fuego se dirige hacia lo seco. Las nubes (aliento del cielo) siguen al dragón; el viento (aliento de la tierra) sigue al tigre. Así, pues, se levanta el sabio y todos los seres dirigen hacia el la mirada. Lo que es oriundo del cielo se siente afín con lo que se halla en las alturas. Lo que es oriundo de al tierra se siente afín con lo que esta abajo. Cada cosa sigue a su especie.”

Al tope un nueve significa:
Dragón soberbio tendrá que arrepentirse.
Cuando alguien pretende ascender tan alto que pierde el contacto directo con el resto de los hombres, se torna solitario y esto, necesariamente, conduce al fracaso. Hay aquí una advertencia contra la ambición titánica que supera las propias fuerzas. Una brusca caída al abismo seria la consecuencia.

Si se presentan solamente nueves, esto significa:
Aparece un conjunto de dragones sin cabeza. ¡Ventura!
Cuando todas las líneas son nueves, el signo entero entra en movimiento y se transforma en el signo K´un, Lo Receptivo, cuyo carácter es la ferviente entrega. Se unen la fortaleza de lo Creativo y la dulzura de lo Receptivo. Lo fuerte esta señalado por la grey de dragones, lo suave por la circunstancia de que sus cabezas estén ocultas.
Esto significa: suavidad en el modo de actuar, unida a la fuerza de la resolución, trae ventura.


(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

2. K'un / Lo Receptivo


en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:


Todas las líneas que componen el signo son trazos partidos. La línea partida corresponde al principio primario umbrío, blando, receptivo del Yin. La cualidad intrínseca del signo es la entrega ferviente, su imagen es la tierra. Es la perfecta pieza complementaria de lo Creativo, su contraparte, no lo opuesto; una complementación y no una hostilización. Es la naturaleza frente al espíritu, la tierra frente al cielo, lo espacial frente a lo temporal, lo femenino maternal frente a lo masculino paternal. Empero, el fundamento de esta contraparte, aplicado a circunstancias humanas, se encuentra no sólo en las relaciones entre el hombre y la mujer, sino también entre el príncipe y el ministro o el padre y el hijo: más aún, hasta en los individuos se halla esta dualidad en la coexistencia de lo espiritual con lo sensual.
No obstante, no puede hablarse de un verdadero dualismo, pues entre ambos signos subsiste la relación de una clara jerarquía. Desde luego, lo Receptivo en sí mismo es tan importante como lo Creativo. Pero merced a la cualidad de la entrega ferviente queda señalada la posición de esta fuerza primaria frente a lo creativo: debe quedar bajo la guía de lo creativo, recibiendo su estímulo, y así su efecto será venturoso. Únicamente cuando esta fuerza sale de su posición y pretende colocarse junto a lo creativo en igualdad de condiciones, se torna maligna. Surge en este caso el antagonismo y la lucha contra lo Creativo, de consecuencias desventuradas para ambas partes.

EL DICTAMEN

Lo receptivo obra elevado éxito,
propiciante por la perseverancia de una yegua.
Cuando el noble ha de emprender algo y quiere avanzar,
se extravía; mas si va en seguimiento encuentra conducción.
Es propicio encontrar amigos al Oeste y al Sur,
Evitar los amigos al Este y al Norte.
Una tranquila perseverancia trae ventura.

Las cuatro direcciones fundamentales de lo Creativo: «Elevado éxito propiciante por la perseverancia », se encuentran también corno calificación de lo Receptivo. Sólo que la perseverancia se define aquí con mayor precisión como perseverancia de una yegua. Lo Receptivo designa la realidad espacial frente a la posibilidad espiritual de lo creativo. Cuando lo posible se vuelve real y lo espiritual se torna espacial, se trata de un acontecimiento que se produce siempre merced a un designio individual restrictivo. Esto queda indicado por el hecho de que aquí a la expresión «perseverancia» se le añade la definición más concreta «de una yegua». El caballo le corresponde a la tierra así coma el dragón al cielo: en virtud de su infatigable movimiento a través de la planicie simboliza la vasta espacialidad de la tierra. Se elige la expresión «yegua» porque en la yegua se combinan la fuerza y velocidad del caballo con la suavidad y docilidad de la vaca.
Únicamente porque está a la altura de lo que es esencial en lo Creativo puede la naturaleza realizar aquello a lo cual lo Creativo la incita. Su riqueza consiste en el hecho de alimentar a todos los seres y su grandeza en el hecho de otorgar belleza y magnificencia a todas las cosas. Da así origen a la prosperidad de todo lo viviente. Mientras que lo Creativo engendra las cosas, éstas son paridas por lo Receptivo. (1)
Traducido a circunstancias humanas, se trata de conducirse de acuerdo con la situación dada. Uno no se encuentra en posición independiente, sino que cumple las funciones auxiliares. Entonces es cuestión de rendir algo. No de tratar de conducir pues así uno sólo se extraviaría sino de dejarse conducir: en eso consiste la tarea. Si uno sabe adoptar frente al destino una actitud de entrega, encontrará con seguridad la conducción que le corresponde. El noble se deja guiar. No avanza ciegamente, sino que deduce de las circunstancias qué es lo que se espera de él, y obedece este señalamiento del destino.
Puesto que uno debe rendir algo, le hacen falta ayudantes y amigos a la hora de la labor y del esfuerzo, una vez firmemente definidas las ideas que deben convertirse en realidad. Esa época del trabajo y del esfuerzo se expresa con la mención del Oeste y del Sur. Pues el Sur y el Oeste constituyen el símbolo del sitio donde lo Receptivo trabaja para lo Creativo, como lo hace la naturaleza en el verano y en el otoño; si en ese momento no, junta uno todas sus fuerzas, no llevará a término la labor que debe realizar. Por eso, obtener amistades significa, en este caso precisamente, encontrar el rendimiento. Pero aparte del trabajo y del esfuerzo, también existe una época de planificación y ordenamiento; ésta requiere soledad. El Este simboliza el sitio donde uno recibe los mandatos de su señor y el Norte el sitio donde se rinde cuentas sobre lo realizado. Ahí es cuestión de permanecer solo y de ser objetivo. En esa hora sagrada es necesario privarse de los compañeros a fin de que los odios v favores de las partes no enturbien la pureza.

(1) «Hay aquí una concepción parecida a la que expresa Goethe en los versos:
Contemplad pues con humilde mirada
la pieza maestra de la eterna tejedora:
como anima mil hebras una sola pisada,
las lanzaderas disparan a un lado y a otro
y las hebras fluyen encontrándose
y un solo golpe sella mil uniones;
esto no lo reunió ella mendigando,
lo ha ido maquinando desde la eternidad
a fin de que el externo gran maestro
pueda tranquilo urdir la trama. »

LA IMAGEN

El estado de la Tierra es la receptiva entrega.
Así el noble, de naturaleza amplia, sostiene al mundo externo.

Así como existe un solo Cielo, también existe una sola Tierra. Pero mientras que en el caso del cielo la duplicación del signo significa duración temporal, en el caso de la tierra equivale a la extensión espacial y a la firmeza con que ésta sostiene y mantiene todo lo que vive y actúa. Sin exclusiones, la tierra, en su ferviente entrega, sostiene el bien y el mal. Así el noble cultiva su carácter haciéndolo amplio, sólido y capaz de dar sostén de modo que pueda portar y soportar a los hombres y las cosas.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un seis significa:
Cuando se pisa escarcha, se aproxima el hielo firme.
Así como la energía luminosa representa la vida, la fuerza sombría representa la muerte. En el otoño, cuando se precipito la temprana escarcha, sólo comienza a desplegarse la fuerza de la oscuridad y del frío. Luego de los primeros indicios y conforme a leyes fijas, las manifestaciones de la muerte se irán multiplicando paulatinamente hasta que al fin se presente el rígido invierno con su hielo. Exactamente lo mismo sucede en la vida. Cuando aparecen ciertas señales apenas perceptibles de decadencia, la cosa continuará hasta que finalmente se produzca el ocaso. Pero en la vida pueden tomarse precauciones si se tienen en cuenta las señales de la decadencia y se las encara a tiempo.

Seis en el segundo puesto significa:
Rectilíneo, rectangular, grande.
Sin propósito, y sin embargo nada queda que no se vea fomentado.
El Cielo tiene por símbolo el círculo, la Tierra el cuadrado rectangular. Por lo tanto lo rectangular es una propiedad primaria de la tierra. En cambio, el movimiento rectilíneo es primariamente una propiedad de lo Creativo, al igual que el grandor. Todas las cosas rectangulares, empero, tienen su raíz en la línea recta y forman a su vez magnitudes cúbicas. Cuando en las matemáticas se discriminan líneas, planos v cuerpos, de las líneas rectas resultan superficies rectangulares v de las superficies rectangulares magnitudes cúbicas. Lo Receptivo se orienta conforme a las cualidades de lo Creativo y las hace suyas. Así una recta se convierte en un cuadrado y un cuadrado en un cubo. Es ésta la simple entrega a las leyes de lo creativo, sin agregarles ni quitarles nada. De ahí que lo Receptivo no requiera ningún propósito ni esfuerzo en particular, y todo se endereza. La naturaleza engendra a los seres sin falsedad, he ahí su derechura: es tranquila y silenciosa, he ahí su rectangularidad: no se niega a tolerar a ninguno de los seres, he ahí su grandeza.
Por eso, sin maquinación externa ni propósitos particulares ella alcanza lo justo para todos. Para el hombre es señal de suprema sabiduría lograr que sus actos sean tan obvios como los de la naturaleza.

Seis en el tercer puesto significa:
Líneas ocultas; se es capaz de permanecer perseverante.
Si acaso sigues al servicio de un rey,
¡no busques obras, sino llévalas a cabo!
Si uno está libre de vanidad, podrá ocultar sus excelencias de modo que no atraigan antes de tiempo la atención pública. Así podrá madurar en silencio. Cuando las circunstancias lo requieran también podrá destacarse en la vida pública. Él no busca hechos consumados que se le acrediten como méritos; antes bien espera establecer causas activas, vale decir que da cumplimiento a sus obras de tal modo que resulten fructíferas para lo porvenir.

Seis en el cuarto puesto significa:
Bolsa atada. Ninguna tacha; ningún elogio.
Lo sombrío se abre al moverse y se cierra cuando reposa. Aquí se señala la más rigurosa reserva. La época es peligrosa: toda ostentación conduciría o bien a la hostilidad de adversarios sumamente poderosos si uno se propusiera luchar contra ellos, o bien a un reconocimiento mal entendido si uno se mostrara negligente. Así pues, es cuestión de enclaustrarse, ya sea en la soledad, ya sea en el torbellino mundanal; porque también allí puede uno ocultarse perfectamente de modo que nadie lo reconozca.

Seis en el quinto puesto significa:
Ropa interior amarilla trae elevada ventura.
El amarillo es el color de la tierra y del centro, el símbolo de lo confiable y de lo auténtico. La ropa interior tiene adornos que no llaman la atención: un símbolo de distinguida reserva. Cuando alguien está llamado a actuar en una posición destacada más no independiente, el éxito verdadero dependerá de una máxima discreción. La autenticidad y finura no deben destacarse directamente, si no manifestarse tan sólo mediatamente como efecto que surge desde adentro.

Al tope un seis significa:
Dragones luchan en la pradera.
Su sangre es negra y amarilla.
En el puesto más alto lo sombrío debería retroceder ante lo luminoso. Si pretende afirmarse en este puesto, que no le cuadra, y en vez de servir pretende dominar, atrae sobre sí la ira de lo fuerte. Se produce la lucha en la cual cae derribado, pero en esa lucha se perjudican sin embargo ambas partes.
El dragón, símbolo del cielo, acude y combate al falso dragón cuya imagen ha adoptado lo terreno en esta subida. El negro azulado es el color del cielo, el amarillo es el color de la tierra. Cuando se derrama, pues, sangre negra y amarilla, es señal de que debido a esta lucha, que no es natural, ambas fuerzas fundamentales sufren daño. (2)

(2) Mientras que la línea superior de lo Creativo muestra la soberbia de los titanes y forma un paralelo con el mito griego de ICARO, se ve en la línea superior de lo Receptivo un paralelo con el mito de LUCIFER, quien se rebela contra la suprema divinidad; o bien un paralelo con la lucha de los poderes de las tinieblas contra los dioses del Walhalla que concluye con el ocaso de los dioses.

Cuando aparecen puros seis, significa:
Es propicia una constante perseverancia.
Cuando se presentan sólo seis, el signo de lo Receptivo se transforma en el signo de lo Creativo. Adquiere así la fuerza de la duración en el mantenimiento de lo recto. Si bien no hay, ningún progreso en ello, tampoco hay, retroceso alguno.


(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

3. Chun / La Dificultad Inicial



en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:



El nombre del signo, Chun, representa en verdad una brizna de hierba que, al brotar de la tierra, se topa con un obstáculo. De ello resulta el significado de dificultad inicial. El signo señala cómo Cielo y Tierra producen los seres individuales. Es el primer encuentro entre ambos y se ve afectado por dificultades. El trigrama de abajo, Chen, es Lo Suscitativo, lo excitativo; su movimiento se dirige hacia arriba; tiene por imagen al trueno. El trigrama de arriba, K’an, es Lo Abismal, lo peligroso; su movimiento se dirige hacia abajo; tiene por imagen la lluvia. La situación indica, pues, una densa, caótica plenitud. Trueno y lluvia ocupan el aire. Pero el caos va aclarándose. El movimiento, que va hacia arriba, mientras lo abismal desciende, encuentra finalmente una salida del peligro. La tensión de las fuerzas se descarga en tormenta y todas las cosas respiran con alivio.

EL DICTAMEN

La Dificulta Inicial obra elevado éxito.
Propicio en virtud de la perseverancia.
No debe emprenderse nada.
Es propicio designar ayudantes.

En los períodos de formación suele haber dificultades. Es como si se tratase de un parto primerizo. Tales dificultades, empero, surgen de la plenitud de aquello que se debate por lograr su forma. Todo se halla en movimiento y por eso, a pesar del peligro existente, hay perspectivas de éxito grande siempre que se persevere en procura del mismo. Cuando semejantes épocas iniciales aparecen como destino, todo se encuentra todavía informe y oscuro. Por lo tanto es preciso aguardar, pues todo intento prematuro de echar mano podría acarrear el fracaso. Es asimismo de suma importancia no permanecer solo. Hace falta disponer de ayudantes para poder dominar el caos mediante un esfuerzo mancomunado con ellos. Sin embargo, esto no quiere decir que uno mismo ha de quedarse contemplando inactivo los sucesos; más bien es necesaria la propia intervención, estando uno presente en todo y contribuyendo con su estímulo y conducción.

LA IMAGEN

Nubes y trueno: la imagen de La Dificultad Inicial.
Así el noble actúa desenmarañando y ordenando.

Las nubes y el trueno se representan mediante ciertas ornamentaciones lineales, vale decir que dentro del caos de La Dificultad Inicial ya están dados los gérmenes del orden. Así, en tales épocas iniciales, el noble debe estructurar y ordenar la inabarcable y confusa plenitud, tal como van devanándose las hebras de una madeja de seda y uniéndose en hilos. Para encontrarse en lo infinito es menester discriminar y unir.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:
Vacilación y traba.
Es propicio permanecer perseverante.
Es propicio designar ayudantes.
Si en los comienzos de una empresa tropieza uno con trabas, no debe tratar de forzar el progreso; más bien será necesario detenerse, por precaución. Sin embargo, no debe uno permitir que lo confundan: es preciso no perder de vista la meta de un modo perseverante, duradero. Tendrá importancia que uno se procure adecuados medios auxiliares o asistentes. Éstos se encuentran únicamente cuando uno se muestra ante los hombres y en el trato con ellos modesto, carente de presunción. Sólo así se obtendrá la adhesión de aquellos con cuya ayuda podrá hacerse frente a las dificultades.

Seis en el segundo puesto significa:
Se apilan dificultades. Caballo y carro se separan.
El no es un raptor,
va a cortejar en el debido plazo.
La doncella es casta, no se promete.
Diez años, luego promete.
Se halla uno trabado y en dificultades. Y entonces, de pronto, se produce un cambio: es como si arribara alguien con carruaje y caballos y desenganchara. Este suceso ocurre tan sorpresivamente que suscita la sospecha de que el hombre que se acerca ha de ser un bandido. Poco a poco uno comprueba que el otro no abriga malas intenciones, sino que viene en procura de una alianza amistosa y ofreciendo alivio. Sin embargo, ese ofrecimiento no es aceptado, puesto que no procede de donde debe proceder; parece preferible esperar hasta que se cumpla el plazo: diez años representan un período redondo, un plazo cumplido. Entonces retornan por sí mismas las condiciones normales y es dable reunirse con ese amigo que a uno le está destinado. Bajo el símbolo de una novia que en medio de graves conflictos permanece fiel a su amado, se brinda un consejo para esta peculiar situación de la vida: Cuando en épocas de dificultad, encontrándose uno trabado, impedido, recibe inesperadamente un ofrecimiento de alivio de parte de alguien con quien no mantiene relaciones, ha de proceder con cautela, tratando de no entrar en eventuales compromisos como consecuencia de tal ayuda, pues de no proceder así se vería uno disminuido en su libertad de decisión. Si uno aguarda a que llegue el momento adecuado, retornarán las circunstancias tranquilas y se alcanzará lo que se espera.*

*Otra interpretación puede resultar de la traducción siguiente, igualmente posible:
Dificultades se apilan. 
Caballo y carro viran. 
Si no estuviese el raptor, 
el pretendiente por cierto vendría. 
La doncella es fiel, no se promete. 
Diez años, luego se promete.

Seis en el tercer puesto significa:
El que caza al ciervo sin guardamonte,
lo único que logra es extraviarse en el bosque.
El noble capta los signos del tiempo
y prefiere desistir.
Continuar acarrea humillación.
Si uno no dispone de un guía y pretende cazar en un bosque desconocido, se extravía. No se debe pretender escapar a hurtadillas, irreflexivamente y sin guía, de las dificultades en que uno se ve envuelto. El destino no se deja engañar. Afanarse prematuramente y con precipitación, y careciendo de la necesaria conducción, acarrea fracasos y vergüenza. Por eso el noble que reconoce los gérmenes de lo venidero, preferirá renunciar a un deseo, a atraer sobre sí el fracaso y la humillación si tratara de lograr a la fuerza el cumplimiento de ese deseo.

Seis en el cuarto puesto significa:
Caballo y carro se separan.
¡Busca la unión!
Acudir trae ventura.
Todo obra de un modo propicio.
Se encuentra uno en una situación en la cual se impone el deber de actuar y sin embargo las fuerzas no son suficientes para ello. Se presenta, empero, la oportunidad de encontrar compañía. Es cuestión, pues, de echarle mano. Es necesario no dejarse trabar por un falso orgullo. Será una señal de claridad interior si uno vence su amor propio y da el primer paso, aun cuando eso requiera cierta abnegación. Cuando alguien se ve en una situación difícil no es vergüenza aceptar ayuda, y si uno realmente encuentra al ayudante adecuado todo irá bien.

Nueve en el quinto puesto significa:
Dificultades en bendecir.
Pequeña perseverancia trae ventura.
Gran perseverancia trae desventura.
La situación en que uno se encuentra no da posibilidad alguna de evidenciar las buenas intenciones como para que realmente se manifiesten y sean comprendidas. Hay quienes se entrometen y deforman todo lo que uno hace. En un caso así es preciso ser cauteloso y proceder paso a paso. No es posible pretender imponer a la fuerza una obra grandiosa, pues tal cosa sólo se, logra cuando ya se goza de una confianza unánime. Sólo en silencio, mediante una labor fiel y escrupulosa, puede actuarse paulatinamente, en el sentido de lograr que se esclarezcan las circunstancias y se anulen las trabas.

Al tope un seis significa:
Caballo y carro se separan.
Lágrimas de sangre se derraman.
Hay personas a quienes las dificultades iniciales se les tornan graves en exceso. Ellos se atascan y ya no encuentran salida alguna. Se quedan con los brazos caídos y abandonan la lucha. Semejante resignación es de lo más triste que pueda darse. Por eso, Kung Tse anota al respecto la siguiente observación: “Se derraman lágrimas de sangre: es algo que no debe hacerse duraderamente.” *

* Cuando en la lucha de la vida, llega uno a un punto en que ya no le es posible seguir adelante, y de su pecho se escapa un suspiro, como ocurre en aquel famoso momento de la Sinfonía en Do Menor de Beethoven... un estado semejante no debe perpetuarse. Hay que volver a uncir los caballos de las ideas de firme voluntad, y llevar la lucha a su término:
“Quien nunca descansa, quien con el corazón y la sangre piensa en lograr lo imposible, ese triunfa.”

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

4. Meng / La Necedad Juvenil



en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:


Por dos vías mueve este signo a pensar en la juventud y en la necedad. El trigrama de arriba, Ken, tiene por imagen la montaña; la imagen del de abajo, K'an, es el agua. La fuente que brota al pie de la montaña da la imagen de juventud inexperta. El atributo del signo superior es el aquietamiento, el del inferior es el abismo, el peligro. El quedarse quieto frente a un peligroso abismo es, además, símbolo de la desconcertada necedad de la juventud. Pero ambos signos implican, por otra parte, el camino de cómo superar las necedades juveniles: el agua necesariamente sigue su curso fluyendo; al emerger el manantial, de buenas a primeras no sabe, claro está, hacia dónde dirigirse, pero con su constante fluir va rellenando los sitios que le impiden el progreso, y así obtiene el éxito.

EL DICTAMEN

La Necedad Juvenil tiene éxito.
No soy yo quien busca al joven necio,
el joven necio me busca a mi.
Al primer oráculo doy razón.
Si pregunta dos, tres veces, es molestia.
Cuando molesta no doy información.
Es propicia la perseverancia.

En la juventud la necedad no es nada malo. A pesar de todo, puede incluso lograr el éxito. Sólo que es preciso dar con un maestro experto, y enfrentarse con él del modo debido. Para ello hace falta, en primer lugar, que uno mismo advierta su propia inexperiencia y emprenda la búsqueda de un maestro. Únicamente semejante modestia y diligencia acreditarán la necesaria disposición receptiva, que habrá de manifestarse en un devoto reconocimiento hacia el maestro.
Así, pues, el maestro debe esperar, tranquilamente, hasta que se -acuda a él. No debe brindarse espontáneamente. Sólo así la enseñanza podrá llevarse a cabo a su debido tiempo y del modo que corresponde.
La respuesta que da el maestro a las preguntas del discípulo ha de ser clara y concreta, como la respuesta que desea obtener del oráculo un consultante. Siendo así, la respuesta deberá aceptarse como solución de la duda, como decisión. Una desconfiada o irreflexiva insistencia en la pregunta sólo sirve para incomodar al maestro y lo mejor que éste podrá hacer es pasarla por alto en silencio, de modo parecido a como también el oráculo da una sola respuesta y se niega ante preguntas que denotan duda o que intentan ponerlo a prueba. Cuando a ello se agrega la perseverancia, que no cesa hasta que uno se haya apropiado del saber punto por punto, se tendrá asegurado un hermoso éxito.
El signo da, pues, consejos tanto al que enseña como al que aprende.

LA IMAGEN

En lo bajo, al pie de la montaña, surge un manantial:
la imagen de la juventud.
Así el noble, mediante su actuación escrupulosa, sustenta su carácter.

El manantial logra fluir y superar la detención rellenando todos los sitios huecos que encuentra en el camino. Del mismo modo el camino hacia la formación del carácter es la escrupulosidad que no saltea nada sino que paulatina y constantemente rellena todos los huecos como el agua, logrando así avanzar.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un seis significa:
Con el fin de desarrollar al necio
Es propicio disciplinar al hombre.
Deben quitarse las trabas.
Continuar así trae humillación.

Al comienzo de la educación debe regir la ley. La inexperiencia de la juventud se inclina, por lo pronto, a tomar las cosas con negligencia y como si se tratara de un juego. Debe enseñársele entonces la seriedad de la vida. Una cierta auto sujeción obtenida por la fuerza con rígida disciplina, es adecuada. El que sólo juega con la vida nunca llega a buen término. Pero la disciplina no debe degenerar en un ejercicio de amaestramiento. El amaestramiento continuado resulta humillante y paraliza la energía.

Nueve en el segundo puesto significa:
Soportar a los necios con benevolencia trae ventura.
Saber tomar a las mujeres trae ventura.
El hijo es apto para administrar la casa.

Se alude aquí a un hombre que no tiene poder externo, pero sí la necesaria fuerza espiritual para sobrellevar la responsabilidad que pesa sobre él. Posee la superioridad y fuerza interior necesarias para poder soportar con bondad las insuficiencias de la -necedad humana. La misma actitud cabe frente a las mujeres, en cuanto sexo más débil. Hay que saber cómo tomarlas y con cierta caballeresca indulgencia mostrarles reconocimiento. Únicamente en virtud de tal alianza entre la fuerza interior y la discreción exterior podrá uno cargar sobre sí la responsabilidad de conducir un organismo social de cierta importancia, obteniendo un éxito real.

Seis en el tercer puesto significa:
No has de tomar una muchacha
que ve a un hombre de bronce
y ya no es dueña de si misma.
Nada es propicio.

Un hombre débil, inexperto, que ambiciona ascender, pierde fácilmente su modalidad propia cuando se topa con una fuerte personalidad que ocupa una posición alta y a la que imita como un esclavo. Se asemeja a una muchacha que se abandona y se entrega al encontrarse con un hombre fuerte. No debe uno mostrarse solícito frente a semejante acercamiento forzado. Tal solicitud no sería buena ni para el adolescente ni para el educador.
Una muchacha, cuidando su dignidad, debe esperar a que se la corteje. En ambos casos, es indigno que uno se ofrezca a sí mismo; tampoco es bueno aceptar semejante ofrecimiento.

Seis en el cuarto puesto significa:
Necedad con cortedad trae humillación.

Lo más desesperanzado para la necedad juvenil es enredarse en huecas fantasías. Cuanto mayor sea la terquedad con que se aferre a tales imaginaciones apartadas de la realidad, con tanta mayor certeza atraerá humillaciones sobre sí.
Frente a la necedad corta de alcances el educador no tendrá menudo más remedio que abandonarla, durante un tiempo, a si misma, sin ahorrarle la humillación que le acarreará su comportamiento. Éste será entonces el único camino para su salvación.


Seis en el quinto puesto significa:
Necedad infantil aporta ventura.

Un hombre inexperto que de manera infantil y sin pretensiones busca enseñanza, tiene todo a su favor. Pues quien libre de soberbia, se subordina al maestro, se verá estimulado con toda seguridad.

Al tope un nueve significa:
Al castigar la necedad no es propicio
cometer abusos.
Solo es propicio defenderse de abusos.

Hay circunstancias que obligan a que un necio incorregible sea castigado. Quien no escarmienta, ha de sentir las consecuencias en carne propia. Este castigo difiere del sacudimiento usado al comienzo. Pero el castigo no debe aplicarse con ira; antes bien ha de limitarse a un rechazo objetivo de abusos injustificados. El castigo no es jamás un fin en sí mismo; únicamente debe servir para que se establezcan condiciones de orden.
Esto vale tanto aplicado a la educación como a las medidas que toma un gobierno frente a una población que se ha hecho culpable de transgresiones y abusos. La intervención del gobierno ha de ser siempre únicamente defensiva, teniendo como único fin el establecimiento de la seguridad y la tranquilidad públicas.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9

5. Hsü / La Espera (La Alimentación)

en la versión de Richard Wilhelm (1) se lee:

Todos lo seres necesitan del alimento que procede de arriba. Pero la donación de la comida tiene su tiempo que debe aguardarse. El signo muestra las nubes en el cielo, dispensadoras de la lluvia que a su vez alegra toda vegetación y procura al hombre comida y bebida. Esta lluvia llegará a su hora. No es posible forzarla, hay que aguardarla. Sugieren la idea de la espera de las cualidades de los dos signos primarios: en lo interior fortaleza, delante de ella peligro, la fuerza tiene frente al peligro no se precipita, sino que está en condiciones de esperar, mientras que la debilidad frente al peligro se excita y se agita y no posee la paciencia necesaria para esperar.

EL DICTAMEN

La espera. Si eres veraz, tendrás luz y éxito. La perseverancia trae ventura. Es propicio atravesar las grandes aguas.

La espera no es una esperanza vacua. Alberga la certidumbre interior de alcanzar su meta. Sólo tal certidumbre interior confiere la luz, que es lo único que conduce al logro y finalmente a la perseverancia que trae ventura y provee la fuerza necesaria para cruzar las grandes aguas. Alguien afronta un peligro y debe superarlo. La debilidad y la impaciencia no logran nada. Únicamente quien posee fortaleza domina su destino, pues merced a su seguridad interior es capaz de aguardar. Esta fortaleza se manifiesta a través de una veracidad implacable. Únicamente cuando uno es capaz de mirar las cosas de frente y verlas como son, sin ninguna clase de autoengaño ni ilusión, va desarrollándose a partir de los acontecimientos la claridad que permite reconocer el camino hacia el éxito. Consecuencia de esta comprensión ha de ser una decidida actuación perseverante; pues sólo cuando uno va resueltamente al encuentro de su destino, podrá dominarlo. Podrá entonces atravesar las grandes aguas, vale decir tomar una decisión y triunfar sobre el peligro.

LA IMAGEN 

En el cielo se elevan nubes: la imagen de La Espera.
 Así come y bebe el noble y permanece sereno y de buen humor.

Cuando las nubes se elevan en el cielo es señal de que va a llover. En tales circunstancias no puede hacerse ninguna otra cosa más que esperar, hasta que se precipite la lluvia. Lo mismo ocurre en la vida, en momentos en que se va preparando el cumplimiento de un designio. Mientras no se cumpla el plazo no hay que preocuparse pretendiendo configurar el porvenir con intervenciones y maquinaciones personales; antes bien es menester concentrar tranquilamente, mediante el acto de comer y beber, las energías necesarias al cuerpo, y mediante la serenidad y el buen humor, las que requiere el espíritu. El destino se cumple enteramente por sí sólo, y para entonces uno se encuentra dispuesto.

LAS DIFERENTES LINEAS

Al comienzo un nueve significa:  
Esperar en la pradera. Es propicio permanecer en lo duradero. Ningún defecto.

El peligro todavía se halla lejos. Todavía se encuentra uno esperando en medio de una vasta llanura. Todavía las circunstancias son simples. Sólo se siente en la atmósfera algo que anuncia lo que está por llegar. En tal caso es necesario conservar las normas regulares de la vida mientras sea posible. Únicamente así se preservará uno de una prematura dispersión de sus fuerzas y quedará libre de tacha y error, factores que implicarían un futuro debilitamiento.

Nueve en el segundo puesto significa:  
La espera en la arena. Hay alguna habladuría. El final aporta ventura.

Paulatinamente el peligro viene aproximándose. La arena se halla cerca de la orilla del río que representa el peligro. Comienzan a aparecer incompatibilidades. En momentos así surge fácilmente la inquietud general. Hay inculpaciones recíprocas. Quien en tales momentos permanece sereno logrará que finalmente todo marche bien. Toda difamación tendrá que enmudecer al fin, el no verse complacida por réplicas que demuestran que uno se siente ofendido.

Nueve en el tercer puesto significa:  
La Espera en el fango da lugar a la llegada del enemigo.

El fango, ya lamido y humedecido por el agua del río, no es un sitio favorable para la espera. En lugar de juntar fuerzas suficientes para poder cruzar las aguas de un tirón, uno ha arremetido, con prematuro ímpetu, valiéndose de un impulso cuya fuerza alcanza no más que para llegar al fango. Semejante situación desfavorable atrae a los enemigos de afuera, que naturalmente aprovechan las circunstancias. Únicamente con seriedad y precaución podrá uno preservarse de perjuicios.

Seis en el cuarto puesto significa:  
La Espera en la sangre. ¡Fuera del agujero!

La situación es en extremo peligrosa. Se ha vuelto gravemente seria: es cuestión de vida o muerte. Hay en cierne un inminente derramamiento de sangre. Uno no puede ni avanzar ni retroceder y se encuentra aislado como un hoyo, un agujero. Entonces es simplemente necesario aguardar, dejar que el destino se cumpla. Esta tranquilidad, destinada a impedir que actos propios agraven más aún el daño, es el único camino para salir del peligroso agujero.

Nueve en el quinto puesto significa:  
Esperar junto al vino y la comida. La perseverancia trae ventura.

También en medio del peligro hay pausas de tranquilidad y recreo durante las cuales las cosas van relativamente bien. Poseyendo uno la debida fortaleza interior, aprovechará esos períodos de descanso a fin de fortalecerse para una nueva lucha. Será entonces capaz de disfrutar del momento sin dejarse desviar de su meta, pues para afirmarse en la victoria se requiere perseverancia. Lo mismo acontece en la vida pública. No e posible lograr todo de buenas a primeras. Hay una suprema sabiduría en consentir a la gente tales pausas de recreo, que vivifican la alegre disposición para el trabajo destinado a llevar a cabo la obra. Aquí yace oculto el secreto de todo este hexagrama. Difiere éste del signo llamado “El Obstáculo”, por el hecho de que durante la espera se siente uno seguro en lo que hace y no permite por lo tanto que nada lo prive de la calma propia de la serenidad interior.

Al tope un seis significa:  
Uno cae en el agujero. Arriban entonces tres huéspedes no convidados. Hónralos y al fin llegará la ventura.

La espera ha pasado: el peligro ya no puede eludirse. Uno cae en el agujero y debe aceptar lo inevitable. Todo parece haberse hecho en vano. Pero precisamente en virtud de esta emergencia se introduce un cambio imprevisto. Sin que uno haga nada se produce desde afuera una intromisión que, en el primer momento, puede inspirar dudas en cuanto a las intenciones implicadas: no se sabe si lo que trae es salvación o destrucción. En tales momentos es cuestión de permanecer mentalmente ágil. Lo que corresponde no es el encerrarse en sí mismo, con terquedad, sino una respetuosa acogida del nuevo cambio. Así por fin saldrá uno del peligro y todo marchará bien. También los cambios felices llegan a menudo de un modo que, en el primer momento, nos parece extraño.

(1) I Ching - El Libro de las Mutaciones. Ed. Sudamericana 7ma. edición Buenos Aires 1985 - ISBN 950-07-0085-9